Un 80% de las mujeres la padecen en las primeras semanas de vida del bebé. Las más graves pueden a llevar, si no se tratan, a dañar al hijo o a sí misma.
No se trata de una locura y tiene solución. Sin embargo, sigue siendo un tema tabú con el que incluso la gente bromea. Pero es un asunto serio.
El término depresión posparto se ha generalizado y trivializado popularmente en los últimos años, creando un estereotipo confuso.
Hay que distinguir entre:
Depresión posnatal o posparto leve.
La
presentan en torno al 80% de las mujeres durante el puerperio. Aparece en torno
al tercer día después del parto. Suele durar hasta cuatro semanas
aproximadamente.
Los síntomas habituales son insomnio,
tristeza, fatiga, irritabilidad y ansiedad, llanto fácil, frustración, dudas
sobre la propia capacidad para ser madre. Suele remitir de forma espontánea
ya que se relaciona con el descenso brusco de progesterona sumado a la
adaptación a la nueva situación. Si la madre cuenta con la suficiente
contención afectiva familiar remitirá sin necesidad de tratamiento.
Depresión mayor posparto.
Puede
aparecer entre 4 y 30 semanas después del parto. Los síntomas principales son:
- Exceso o falta de apetito
- Deseos de aislamiento o sentimientos de extrema soledad
- Falta de energía.
- Ansiedad, angustia, miedo.
- Falta de interés en el autocuidado
- Pensamientos relacionados con la muerte, ideas suicidas o autolesivas (hacerte daño).
- Hipo o hipersomnia (alteraciones del sueño).
- Irritabilidad hacia la pareja y/o hacia los otros hijos.
- Culpa.
- Problemas de memoria
- Dificultad para vincularse al bebé.
- No desean quedarse solas con el bebé porque se perciben incapaces de cuidarlo.
- Resentimientos hacia el bebé, lo culpan por la situación y a veces, piensan en hacerle daño.
- Sobreprotección del bebé: la madre lo ve siempre como enfermo por lo que suele consultar con excesiva frecuencia al pediatra. Muchas veces, este es el único síntoma visible de una depresión silenciada por la madre.
- Ideas de arrepentimiento del embarazo y nacimiento del niño.
Todos estos síntomas suenan muy severos y
extremos pero son comunes y no pasan de ser pensamientos que casi nunca se
concretan en una acción, salvo que la depresión posparto de lugar a una
complicación llamada:
Psicosis posparto: Afecta a una de
cada cuatro mil mujeres tras el parto. Incluye todos los síntomas anteriores y
además: alucinaciones, intentos de lastimarte o dañar al bebé, confusión,
cambios extremos en el estado de ánimo (comportamiento bipolar).
Por lo tanto, una mujer con depresión mayor
posparto, puede sentir que está o se está volviendo loca.
Tratamiento diferente.
El tratamiento debe ser diferente para cada
uno de los casos.
En el primer caso, la depresión leve o
disforia posnatal remitirá solo con
el tiempo aunque hay una serie de pautas que ayudan a mitigar los síntomas
y a reducir su duración. Se recomienda garantizar a la madre una sólida red de
contención emocional y de ayuda que la permita centrarse en el cuidado propio y
del bebé, salir de casa al menos una
vez al día, el ejercicio aeróbico moderado (caminar), la expresión de
las emociones y síntomas que pueda estar experimentando sin ser juzgada, saber
que es normal sentir toda esa ambigüedad sobre el bebé y la nueva y desbordante
situación y que a veces la adaptación a un cambio tan radical cursa con
síntomas difíciles y ello no implica para nada ser mala madre ni no querer al
bebé. Darse tiempo y flexibilizar las ideas que solemos tener sobre la
maternidad antes de ser madres.
En el segundo caso sí está indicado el tratamiento que suele ser la intervención
psicoterapéutica combinada, algunas veces, con farmacología. Reconocer
que estamos ante un desorden que requiere atención especializada es el primer
paso.
Y en cuanto a la psicosis posnatal, el tratamiento es el mismo salvo en aquellos casos
donde haya un riesgo para la vida del bebé o de la madre donde
estará indicado el ingreso hospitalario.
La depresión posparto, en cualquiera de los
tres casos indicados, leve, mayor o psicótica, no es elegible, no es una
actitud y, por tanto, una mujer no puede salirse de ella a voluntad. La depresión comprende cambios
neuroquímicos y hormonales que cambian la forma de funcionar del
cerebro. No culpabilizar ni pedirle a una mujer puérpera con síntomas de
depresión que lo supere ya que debería estar feliz, es contraproducente y
contribuirá a que oculte el problema, lo que no hará otra cosa que agravarlo.