http://www.teinteresa.es/espana/Espana-lucha-intentar-encontrar-VIH_0_1039096424.html
Aquí haré especial mención a algunas consideraciones de SIDA y Embarazo.

Antes de que se dispusiera de un tratamiento eficaz, el número de niños nacidos con VIH podía llegar a 2000 al año en un país como EE.UU. Actualmente, en el mundo desarrollado se ha experimentado una reducción notable en las tasas de transmisión de VIH de la madre al hijo (también llamada transmisión perinatal o vertical). Esto refleja el éxito generalizado de las recomendaciones de los organismos de salud. El problema, sin embargo, sigue siendo de gran magnitud en países en vías de desarrollo.
Formas de transmisión.
Puede hacerse en tres momentos diferentes:
Durante el embarazo. Generalmente en el tercer trimestre, conocido como transmisión prenatal. Existen datos que demuestran que es posible el contagio a través de la sangre de la placenta durante los 15 primeros días de embarazo, sin embargo, parece que menos del 2% de las transmisiones se producen antes del séptimo mes.
Durante el parto o perinatal. Por exposición directa a la sangre de la madre o a sus fluidos. Las contracciones uterinas pueden facilitar el paso de sangre de la madre al niño.
Por la leche materna, posnatal o posparto. El riesgo de adquirir infección aumenta entre un 12-26% en niños amamantados. Cuanto mayor sea el tiempo de amamantamiento mayor es el riesgo, siendo considerable después de los tres meses. La lactancia debe evitarse en países desarrollados, pero su prohibición en los países en vías de desarrollo es muy compleja, pues en muchas ocasiones es el único método de alimentación.
Estrategias para reducir el contagio.

Si el resultado es positivo, se aconseja iniciar el tratamiento de forma precoz. Diversas terapias han sido estudiadas durante el embarazo, han mostrado eficacia sin aumentar el riesgo de problemas en el feto. Estos fármacos se indican a todas las embarazadas infectadas, independientemente de su estado inmune (incluso en mujeres que no tengan indicación de tratamiento por tener carga viral baja o los CD4 muy altos y no haber tenido ninguna complicación clínica).
Las actividades de prevención perinatal del VIH deben ayudar a garantizar que se entre en contacto con todas las mujeres infectadas con VIH en los primeros meses del embarazo, a fin de proporcionarles atención prenatal así como la posibilidad de enterarse de su condición. Se les debe ofrecer terapia preventiva para aumentar las posibilidades de que sus hijos nazcan libres de infección y garantizar atención y tratamientos del VIH de alto nivel para las madres y sus hijos. Un mayor acceso a la atención médica prenatal así como un mayor uso de la misma, permitirán alcanzar esta meta.
Relación entre VIH y embarazo.
No existe una evidencia de que el embarazo, por sí solo, cambie el
curso de la enfermedad. De forma similar, la infección no parece cambiar
la manera como se desarrolla normalmente el embarazo. Sin embargo, si
aparecen infecciones oportunistas graves durante el embarazo éstas sí pueden afectar el curso del mismo o el pronóstico del bebé.El VIH no parece afectar el desarrollo del feto. No se han descrito malformaciones fetales ni otras complicaciones asociadas.
Por lo general el seguimiento de la mujer seropositiva tiene algunas peculiaridades:
Las pruebas invasoras como amniocentesis pueden aumentar el riesgo de infección. Se debe valorar el riesgo/beneficio al realizar esta prueba. En algunos casos será conveniente hacerla asumiento un posible aumento de riesgo de contagio al feto.
Con el resto de pruebas invasivas, como análisis de sangre del cordón umbilical (funiculocentesis), ocurre lo mismo, por lo que hay que hacer una valoración precisa de su indicación.
La rotura de bolsa amniótica aumenta el riesgo de contagio. Se debe evitar en el momento del parto. Si esto ocurriera antes de tiempo, hay que provocarlo en un plazo máximo de 4 horas.
Cuando sean necesarias las pruebas se aconseja hacer antes una valoración de la carga viral de la madre y si es elevada iniciar tratamiento antes de realizarlas, para disminuir la cantidad de virus que pueden pasar al niño.
Tratamiento en el embarazo.

Sin embargo, hoy en día ningún tratamiento elimina por completo este riesgo y no existe forma de diagnosticar al bebé antes de que nazca.
El único fármaco aprobado para el uso durante el embarazo es la zidovudina (AZT). Éste se da a la madre por vía oral durante todo el embarazo, por vía intravenosa en el momento del parto y en gotitas al recién nacido durante sus seis primeras semanas de vida.
En los casos en los que la madre no recibe tratamiento durante el embarazo o el parto, se debe administrar al bebé justo después de nacer, lo que permitirá disminuir las posibilidades de contagio.
Lactancia materna.
El VIH está presente en la leche materna. Hasta un 29% de las transmisiones materno-infantiles se producen por el amamantamiento continuo de madres seropositivas.En los países occidentales existen alternativas para alimentar a los niños, por lo cual se aconseja a todas las madres seropositivas que eviten la lactancia materna. Los beneficios de la lactancia, que son muchos, se ven eclipsados por el riesgo de contagio al niño.
Diagnóstico del recién nacido.
Actualmente se hace con medición directa del virus (carga viral,
presencia de antígenos) ya que la detección de anticuerpos puede dar
lugar a equívocos puesto que los niños pueden tenerlos porque hayan
pasado desde la madre, sin que esto signifique que estén infectados.La presencia de virus en la sangre se considera diagnóstica de infección.
Hay que repetir la prueba en el seguimiento puesto que cantidades muy pequeñas de virus pueden no detectarse en una primera prueba. Se repetirá el test a las seis semanas y a los seis meses. A los 18 meses ser realizará una prueba para detectar anticuerpos (en caso de estar presentes ya se consideraran como propios del niño e indicarían infección). Hasta este momento no se puede decir con absoluta certeza que el niño no haya sido contagiado.
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