13 de diciembre de 2013

Lactancia Materna

Si apareciera una nueva vacuna que pueda prevenir millones de muertes infantiles cada año, que fuera barata, segura, administrable por vía oral, y no requiera cadena de frío, pasaría a ser una exigencia en salud pública” (The Lancet 1994)

 

Todos los Recién nacidos tienen derecho a recibir leche de su madre y todas las madres
que lo deseen a recibir soporte para sus lactancias. Esta es la indicación de alimentación
tras el nacimiento.
Tras el parto la madre produce el alimento óptimo para el recién nacido que cubre todas sus necesidades nutritivas, se aporta a demanda y se regula al volumen adecuado para su crecimiento sin sobrecarga para el aparato digestivo ni de otros sistemas aún inmaduros.
La leche materna, suple y estimula el desarrollo del sistema inmune del recién nacido que no funciona de forma completa durante los primeros meses de vida. La forma de crecimiento, parámetros biológicos, grado de salud y desarrollo afectivo han de ser los patrones a alcanzar si se usan sustitutos.
Sus componentes, junto con el intercambio de estímulos físicos y afectivos entre madre e hijo, logran el máximo potencial de desarrollo.
Los niños alimentados con lactancia materna logran puntuaciones superiores en algunos ítems en las escalas de desarrollo psicomotor que los alimentados con formulas de inicio.
Un 75 a 90% de las madres en España, inician sus lactancias en el hospital. Múltiples factores sociales, educacionales, laborales, rutinas hospitalarias, el marketin comercial y en especial la pérdida de cultura de la lactancia entre familiares y amigos, junto con la falta de apoyo práctico de los profesionales a los que las madres piden asesoramiento, hacen que muchas madres que intentan lactar no logren sus objetivos, cerrándose un circulo de desconfianza en su capacidad de lactar.
Un 98% de madres pueden amamantar por periodos largos de tiempo, de ellas, un 20-30% precisan asistencia para superar algunos problemas que surgen durante la lactancia.


Las recomendaciones actuales según la OMS para la alimentación del recién nacido son: 
Lactancia materna exclusiva los 6 primeros meses. Introducir después de forma progresiva todos los alimentos, manteniendo la lactancia el máximo tiempo posible.. En el segundo semestre, la LM puede aportar el 50% del aporte nutricional y hasta el 30-20% en el 2º año.

Beneficios Maternos:
Económico, ecológico.
Leche lista al instante. Biodisponibilidad.
Ayuda a perder peso.
Reduce el riesgo de cáncer de mama.
Ayuda al útero a contraerse, por lo que el sangrado es menor.

Beneficios para el Recién Nacido:
La inmunidad pasa de madre a hijo. Hay menos riesgo de infecciones.
Disminuye el riesgo de alergia, asma, obesidad, diabetes y muerte súbita del lactante.
Es la fórmula exacta, que permite una mejor digestión y en la temperatura idónea.
Ayuda a fomentar el vínculo maternal.

¿Cuándo comenzamos?
Es recomendable un inicio precoz, en la primera hora de vida del neonato. Tras el parto el recién nacido sufre un período de sueño profundo, por lo que debemos aprovechar el momento de alerta tras el parto que es cuando succiona con mayor efectividad.

¿Cuántos tipos de leche existen?
CALOSTRO
Dura los 3-4 primeros días. Tiene un color amarillo espeso, lo que produce una salida lenta del pezón.
Es protector, y estimula el sistema inmunitario del lactante.
Posee una alta concentración en proteínas y es muy rico en sales y minerales.
¡¡¡El calostro también es leche!!!

LECHE DE TRANSICIÓN. 
Comienza a partir del cuarto día. Notarás los pechos más firmes, es la llamada “subida”.
Dura entorno a 10-14 días y es una leche más abundante que el calostro, muy parecida a la semidesnatada.
Posee menos sales y minerales, pero más glúcidos y lípidos.

LECHE MADURA.
Desde la 3ª – 4ª semana hasta el destete nos encontramos con esta leche.
Tiene una composición más estable, y el 85% de su composición es agua.

¿Cuándo ofrezco el pecho?
La succión precoz y frecuente 10-12 tomas al día, acelera la secreción, facilita el vaciado
y evita la congestión de los primeros días.
La succión nocturna produce altos picos de prolactina, lo que nos va a ayudar a producir más.
Ponerlo al pecho cuando el recién nacido dé señales de hambre, sin establecer horarios rígidos. La regla básica para una buena lactancia es: A DEMANDA Y SIN RELOJ.
Cada niño tiene su ritmo para tomar. La madre lo aprende pronto.
Los líquidos adicionales y las tetinas no son necesarios y alteran la succión y el apetito.

¿Cómo sé que tiene hambre? 


Las señales son:
Llevarse las manos a la boca.
Mover la cabeza de un lado a otro.
Abrir la boca.
Mostrar el reflejo de búsqueda del pecho.
Fruncir los labios como si fuera a succionar.
Estirarse.



El agarre al pecho:
La boca del bebé debe estar bien abierta, y su nariz a la altura del pezón.
Debemos coger el pecho con los dedos en forma de C y no como unas pinzas V.
Introducimos el pezón y parte de la areola, quedando sus labios hacia fuera.
Mientras mama, observamos el movimiento y recolocamos las veces que sean necesarias.



Dejar que el primer pecho se vacíe al máximo, al final la leche contiene más grasa y sacia
más al niño y produce menos cólicos. Poner al otro pecho después si quiere más. Alternar
en la otra toma.
Si hay exceso de leche, la extracción manual o con sacaleches alivia y puede guardarse.


Para estimular la salida de la leche, debemos evitar que el pecho esté muy lleno, ya que eso dificulta el agarre. Evitamos que esto ocurra cuando ofrecemos con frecuencia y no espaciamos mucho las tomas.
Es recomendable masajear el pecho antes de la puesta o utilizar baños o paños de agua caliente que facilitan la salida, si llegamos a encontrarnos con esta situación.


Posiciones.
A la hora de ponernos a amamantar debemos tener en cuenta algunos aspectos:
Mantenernos con la espalda recta, para evitar molestias y buscar una postura cómoda tanto para la madre como para el bebé.
Colocamos barriga con barriga.
Acercamos al lactante sin forzar.
Y sobre todo no abrigarlo demasiado, ya que puede irritarlo.



Cuidados del pecho.
Con la higiene materna diaria es suficiente, no necesitamos cuidados especiales.
No debemos olvidar el lavado de manos antes y después de las tomas.
Muy importante secar bien el pecho tras la toma. En caso de irritación, podemos proteger el pezón con la propia leche, que ayuda a la cicatrización.
Con estas pautas sencillas, evitamos complicaciones posteriores como ingurgitación, grietas o mastitis.

Si produzco mucha leche y quiero conservarla ¿qué puedo hacer?
Para ello debemos utilizar recipientes de plástico duro o cristal, que tengan la boca ancha.
No es necesario esterilizarlos, pero no podemos olvidar anotar la FECHA DE EXTRACCIÓN en el frasco.

La leche puede conservarse

A Tª ambiente de 25 ºC
8 horas
En el frigorífico a 4ºC
48 horas
En el congelador incluido dentro del frigorífico
2 semanas
En congelador con puerta separada del frigorífico
3 meses
Congelador a -18/-20 ºC
6 a 12 meses

¿Cómo calentarla?
Si la leche ha sido congelada y descongelada, se puede refrigerar hasta 24 horas para usarse después. No debe volver a congelarse.
Se descongela y calienta bajo el chorro de agua tibia o al “baño María”, nunca dejamos que llegue a hervir.
Comprobamos la temperatura agitándola.
Nunca debemos usar el microondas para calentarla, ya que conseguimos que pierda la mayoría de sus propiedades.

¿Cómo podemos dársela...?
La leche descongelada podemos mezclarla si proceden de dos recipientes distintos.
Siempre que no haya estado en contacto con la saliva del bebé puede mantenerse 24 horas.
Para la toma, debemos utilizar otro recipiente distinto al de congelación:
Cuchara, biberón, vasito...









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